Cuántas veces hemos evadido a alguien sólo porque no sabemos cómo decirle lo que sentimos o hemos postergado un encuentro, porque “con esa persona es imposible hablar.”

Quizás “de la nada” se generó un malentendido y lo que pudo haber sido un gran momento se convirtió en días de enojo y silencio.

Si han estado en alguna de esas situaciones o en circunstancias parecidas, este tema sobre comunicación comprensiva, es para ustedes.

Qué es la comunicación comprensiva

Si han trabajado conmigo en un proceso de terapia individual, de terapia de pareja o de terapia familiar, es muy probable que este les resulte un tema conocido y posiblemente ya lo estén poniendo en práctica en su vida cotidiana.

La comunicación comprensiva es un estilo de comunicación que integra la capacidad de escucha, la asertividad, el respeto a las diferencias, la empatía y la responsabilidad personal. Y es de suma importancia ya que de ella depende, en gran manera, la armonía de nuestras relaciones.

Un gran número de personas oye mas no escucha. Es decir, no prestan atención a lo que su interlocutor está diciendo, ya sea porque están distraídas por algún otro estímulo del ambiente o porque están más ocupadas preparando su respuesta para defenderse que en prestar oídos a lo que la otra persona pretende expresar. Cuando esto sucede nos perdemos la oportunidad de conocer al otro, de llegar a acuerdos, de conciliar, de evitar un conflicto.

Atributos de la comunicación comprensiva

La capacidad de escucha, implica que mientras la otra persona habla, nosotros seamos capaces de escucharla atentamente sin interrumpirla y que cuando termine podamos repetirle, en sus propias palabras o en las nuestras, aquello que acaba de decir, a fin de verificar que hemos recibido su mensaje con claridad.

Una de las habilidades sociales involucradas en este modelo de comunicación es la asertividad. Consiste en poder expresarnos tranquilamente, con seguridad y de manera directa.

Otro de los atributos de esta forma de comunicación es el respeto. Con ella mostramos respeto por nosotros mismos y por los demás, al ser capaces de cuidar nuestros propios intereses y de expresar nuestros sentimientos y pensamientos, al mismo tiempo que les brindamos a ellos la misma oportunidad.

A esto se le suma la empatía, a través de ella procuramos aproximarnos a la realidad del otro, nos asomamos a su perspectiva y nos acercamos a los sentimientos de la otra persona.

Por último, y no por eso menos importante, se encuentra la responsabilidad.La responsabilidad es nuestra capacidad de respuesta ante una situación, esto supone que al decidir hacer o no hacer, decir o no decir, consideraremos las repercusiones que esta elección tendrá tanto en nosotros mismos como en los demás y que tras tomar la decisión asumiremos sus respectivas consecuencias.

A continuación les compartiré un texto que me fascina porque integra las cualidades de la comunicación comprensiva. Lo tomé del libro “Por favor compréndeme. Tipos de carácter y temperamento.” De los autores David Keirsey y Marilyn Bates.

Y dice:

“Si no quiero lo que tú quieres, no me digas por favor que lo que yo quiero está mal.

O si lo que yo creo es distinto de lo que tú crees, piénsatelo un poco antes de corregir mis creencias.

O si mis emociones son menos intensas que las tuyas, o más, dadas las mismas circunstancias, procura no decirme que sienta más o menos que tú.

O si actúo o dejo de actuar de un modo distinto a tu plan de acción, respeta el mío.

De momento no te pido que me entiendas. Eso solo llegará cuando dejes de querer hacerme una copia de ti.

Puede ser que yo sea tu marido o esposa, tu padre o tu madre, tu hijo, 

tu amigo, tu compañero. Si tú me permites que experimente mis deseos o mis sentimientos o mis creencias o mis acciones, sólo entonces te abrirás a entenderme de modo que algún día mi manera de ser no te parecerá tan errónea. Incluso puede llegar a parecerte correcta (para mí). Si logras aguantar mi forma de ser, será el primer paso para entenderme. No quiere esto decir que tengas que adoptar mis ideas o mi manera de ver la vida, sino que ya no te irritarás conmigo ni te sentirás desilusionado por mi aparente desobediencia. Y al entenderme mejor, logres quizás apreciar mis diferencias, y lejos de tratar de cambiarme, incluso busques preservar y fomentar esas diferencias.«

David Keirsey y Marilyn Bates

Tips para lograr comunicar desde la comprensión

Estos tips que acabo de compartirles van mas enfocados a la prevención de desastres en las relaciones interpersonales, que al abordaje de un conflicto, aunque también pueden servirnos para esto último. Es por eso que a continuación les daré una propuesta sobre qué hacer si ya estamos involucrados en una desavenencia.

Cuando nos consideramos la parte agraviada podemos:

La versión sin comunicación comprensiva, podría ser a gritos: “¡Eres una inconsciente! ¿Cómo se te ocurre que le vamos a hacer tres festejos a la niña, si no tenemos dinero? ¿Qué no te han informado que hay crisis?”

Imaginemos que esta pareja se va a dormir sin retomar el tema después del pleito y que él en su insomnio por el enojo, se pone a buscar información sobre comunicación comprensiva. Al día siguiente él podría decir: “Anoche cuando me dijiste que Sofía tendría un festejo con la familia de tu mamá, otro con la familia de tu papá y otro con mi familia, me sentí muy preocupado porque no tenemos dinero suficiente para eso y también me sentí enojado porque parecía que ya lo habías decidido sin tomarme en cuenta. Me gustaría saber qué podemos hacer para ajustarnos al presupuesto y para que Sofi pueda disfrutar de su festejo.” Qué diferencia, ¿verdad?

Cuando nosotros nos hemos extralimitado podemos:

Sin comunicación comprensiva, sería algo como esto: “¡Me dijiste me voy a tardar un poco y tu poco se volvieron tres horas! ¡Y yo aquí esperándote como mensa! ¡Seguramente lo que estabas haciendo es más importante que yo!” Y él le contesta con hartazgo: “¡Ya te expliqué que hubo un imprevisto, pero nunca escuchas! ¡Piensa lo que quieras! ¡Hasta miedo me da decirte que me voy a tardar! ¡De haber sabido que te ibas a poner así, ni vengo!

Ahora pensemos que ella en su insomnio, pasando el tiempo en Facebook, se topa con una publicación de Intervención Holística – Psicoterapia y al día siguiente le llama a su novio, también vamos a imaginar que él le toma la llamada para que ella pueda decirle:

– “Ayer que llegaste tan tarde me sentí muy frustrada, porque cuando me dices me voy a tardar un poco, para mí significan minutos, no horas.  También vi que hay situaciones que no están en tus manos.  Admito que no debí haberte gritado y que tampoco debí haber azotado la puerta. Te ofrezco una disculpa por eso y me comprometo a controlar mi frustración. Te propongo que para la próxima vez que se te atraviese un imprevisto, en lugar de decirme que te vas a tardar poco, me digas que te vas a tardar como tres horas y así yo puedo dedicarme a otra cosa mientras te espero. ¿Te parece bien?”

Conclusión

Como pudieron notar, hay una gran diferencia entre una y otra manera de comunicarse. Les invito a poner en práctica estas estrategias. Al principio, como cualquier otra habilidad que estamos adquiriendo, puede resultar difícil o vamos a aplicar la mitad y la otra mitad se nos va a olvidar, sin embargo, conforme lo vayamos practicando, este modelo se irá convirtiendo en nuestro nuevo modo automático para comunicarnos.

Si ya se comunican desde la comprensión, cuéntenme qué cambios en sus relaciones les ha traído esta estrategia.
Si han encontrado otras formas comprensivas de comunicación, compartan conmigo.